Entre la familia, el trabajo, la salud y el día a día de la vida, todos se sienten ansiosos. La ansiedad a menudo nos deja sintiéndonos indefensos y abrumados. Es por eso que el apóstol Pablo escribió una carta a la iglesia en Filipos para animarlos a través de sus pruebas:
Filipenses 4:6-7 No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.
Cuando sigamos los consejos de Pablo, desarrollaremos hábitos que nos permitan usar el poder de Dios para calmar nuestras mentes ansiosas.
Hábito #1: Elige no preocuparte
No siempre es así, pero la verdad es que preocuparse es una elección, y al igual que cualquier otra cosa, puedes optar por preocuparte o puedes elegir no preocuparte. Si la ansiedad te está victimizando o paralizando, recuerda esta verdad: la preocupación es una elección. Puede que no sea fácil, pero puedes decidir no preocuparte.
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Hábito #2: Ora al respecto
Nuestro Dios quiere darnos buenos regalos. Dios puede darnos el regalo de una mente y un espíritu pacífico cuando acudimos a él en oración.
Mateo 7: 11 Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan.
La oración es uno de nuestros mayores recursos en esta vida. Tenemos acceso instantáneo a Dios, su amor y su poder. Podemos recurrir a Dios con cualquier problema que tengamos y confiar en que él sabe cómo aliviar nuestras cargas. Si no tienes un hábito regular de oración, no permitas que eso te impida volverte a Dios. La próxima vez que te sientas ansioso, responde con oración.
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Hábito #3: Verbaliza tus necesidades
¿Con qué frecuencia contamos todos nuestros problemas a un cónyuge, un amigo cercano o incluso a un terapeuta de confianza? Esos pueden ser excelentes recursos para ayudarnos a trabajar a través de las cosas que nos están causando ansiedad. ¿Pero has pensado en verbalizar tus necesidades a Dios?
Mateo 6: 8 ...porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas.
A veces, cuando expresamos nuestros sentimientos a otros, pueden avivar la llama de nuestra ansiedad. Verbalizar nuestras necesidades a Dios puede ser una excelente manera de ayudarnos a mirar la vida con objetividad y concentrarnos en lo que realmente necesitamos. Esto va de la mano con el hábito #2 arriba. A través de la oración, podemos hablar de nuestros problemas con Dios y dejar que nos guíe a la mejor solución.
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Hábito #4: Agradece a Dios por las victorias
Incluso en medio de nuestras pruebas más aterradoras, todavía hay mucho por que estar agradecidos. Cuando te sientas abrumado por pensamientos de ansiedad y sientas que tus preocupaciones son demasiad para soportar, vuelve a enfocarte en tus bendiciones. Enumera todo lo bueno en tu vida. Llevar un "diario de gratitud" puede ser una gran herramienta para mantener tu mente enfocada en lo positivo. Al final de cada día, ve si puedes encontrar tres cosas que te trajeron alegría. Crea un hábito de agradecer a Dios por todas las cosas que van bien en tu vida. Desafíate a pasar al menos diez minutos al día simplemente alabándolo por su bondad y enumerando todas las bendiciones que te brindan alegría.
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1 5 Tesalonicenses: 18 Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.
Salmos 34: 1-3 Alabaré al Señor en todo momento. Constantemente hablaré sus alabanzas. Sólo me gloriaré en el Señor; que todos los indefensos cobren ánimo. Vengan, hablemos de las grandezas del Señor; exaltemos juntos su nombre.
Dios quiere tener una relación con nosotros. Él quiere ayudarnos a superar los tiempos difíciles y celebrar los buenos tiempos. Cuando tu corazón está ansioso y preocupado, recuerda que Dios está presente. Pídele que te ayude a cambie tus patrones de pensamiento. Derrama tus necesidades en él a través de la oración, y recuerda siempre cuánto te ha dado a causa de su gran amor por ti.
(Consulte excursus 1 a continuación para comentarios expositivos sobre los puntos # 2 y #3 anteriores).
Artículo para este tema de Jamie Casperson, editado por Daniel Martin.